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viernes, 30 de diciembre de 2011

EL PETÉN

Petén


Petén
Al departamento que sirvió de inspiración al escritor guatemalteco, Virgilio Rodríguez Macal, para escribir el libro La Mansión del Pájaro Serpiente, le corresponde el turno en este recorrido por nuestro país.
La belleza natural es, sin lugar a dudas, una importante carta de presentación de la inmensa región petenera. Este patrimonio ecológico sin parangón en Centroamérica sólo es superado por la riqueza arqueológica que caracteriza al Petén y que lo ha convertido en uno de los centros más interesantes para el turismo mundial.
Además de sus sitios arqueológicos, encontramos aquí una extensa y variada vida silvestre, que se presenta en toda su belleza a los que se atreven a internarse en sus tupidas selvas.
El valor histórico del Petén se traduce en la ocupación que la cultura maya hizo de él hace varios siglos, cultura que dejó una huella perenne en la historia y en la vida actual de Guatemala.

Templo El Gran Jaguar,
en sitio arqueológico Tikal.

Datos generales
Nombre del departamento: Petén.
Cabecera departamental: Flores.
Población: 321,186 habitantes aproximadamente.
Municipios: Flores, San José, San Benito, San Andrés, La Libertad, San Francisco, Santa Ana, Dolores, San Luis, Poptún Sayaxché y Melchor de Mencos.
Clima: Cálido tropical.
Idioma: Itzá', lacandón, mopán, español y en menor cantidad
q'eqchi' e ixil.
Altitud: 127 metros sobre el nivel del mar.
Límites territoriales: Limita al norte con México, al este con Belice, al sur con Izabal y Alta Verapaz y al oeste con México.
Extensión territorial: 35,854 kilómetros cuadrados.
Fiesta titular: 11 y 12 de diciembre en conmemoración a la Virgen de Guadalupe, del 2 al 15 de enero en honor al Señor de Esquipulas.
Creación del departamento: Poblado por los mayas desde el año 400 de nuestra era.
Temperatura: Máxima 35 grados centígrados.
Mínima 15 grados centígrados.

A mediados del siglo XX, el gobierno de la República inició un ambicioso proyecto de colonización de las márgenes del Río la Pasión y Usumacinta, lo que trajo consigo la formación de varias cooperativas asentadas a las orillas de estos ríos; de aquí se partió a la formación de otros poblados como El Chal y se consolidaron otros asentamientos como la cabecera del municipio de Sayaxché.

Detalle del relieve de Estela
en Ceibal, Sayaxché.
Patrimonio cultural
Petén es sin duda una de las áreas más importantes de ocupación precolombina. Ahí se encuentran infinidad de sitios arqueológicos, unos de gran valor documental y que merecieron la declaratoria de patrimonio de la humanidad.
Un paseo al cercano Tayasal, pronto le remitirá al imaginario de la ocupación prehispánica. Los actuales itza'es y los mestizos peteneros aún cuentan en su tradición oral la historia de estos grupos guerreros. La leyenda más contada es quizá la del paso de Hernán Cortés, del que se deriva la leyenda del caballo de piedra, que se encuentran en alguna parte del fondo del lago, probablemente en el lugar conocido como Punta Nitun camino a San Andrés, en las márgenes del lago.
El otro grupo de ascendencia maya, con una cultura propia de las tierras bajas, es el mopán ubicado en el municipio de San Luis, mientras que en el sur de Belice el resto de la población finalmente fue diezmada en el violento proceso de conquista. No obstante, hoy el turista podrá apreciar grandes contingentes de población maya; éstos son en su mayoría migrantes q'eqchi'es de la Verapaz.
Este grupo maya ha traído consigo en esta movilización cultura y tradiciones; por lo que expresiones tradicionales de la Alta Verapaz, como los Pabankí, los bailes de Venados, rituales y culinaria q'eqchi', son encontradas en Petén, sobre todo en el sur del departamento.
La población mestiza petenera en la actualidad es reducida, dado que el departamento se ha convertido en un importante punto de atracción para los campesinos del país; de esta manera muchos de los “ladinos” asentados en el departamento son definidos como “sureños”, y traen consigo una cultura principalmente proveniente del oriente del país, de donde son oriundos.




Atractivos naturales
Hay en Petén dos Reservas de la Biosfera, siete Parques Nacionales, cinco Refugios de Vida Silvestre, cuatro Biotopos Protegidos, tres Monumentos Culturales y una Reserva Biológica.
Todos estos lugares, además de la espléndida naturaleza que resguardan, poseen sitios arqueológicos de enorme valor.

Laguna y sitio arqueológico Yaxhá,
desde el Templo 216, en Flores.

Áreas protegidas
El total de tierras protegidas de Petén es enorme. La superficie que ocupan, de casi 17,000 kilómetros cuadrados, resulta tan grande como los departamentos de Totonicapán, Quiché, Quetzaltenango, Sololá, Chimaltenango, Sacatepéquez y Guatemala juntos. Hay ahí, al menos, dos Reservas de la Biosfera, siete Parques Nacionales, cinco Refugios de Vida Silvestre, cuatro Biotopos Protegidos, tres Monumentos Culturales y una Reserva Biológica. Todos, además de la espléndida naturaleza que resguardan, poseen sitios arqueológicos de enorme valor.
Si el visitante desea introducirse al mundo oscuro y húmedo de las entrañas de la tierra, quizás quiera empezar por las grutas de Naj-tunich, por las de Aktún-kan o por las de Jobitzinaj. Tienen la ventaja de ser muy conocidas y ricas en los detalles propios de las cuevas kársticas: estalactitas, bóvedas, cámaras, pasadizos, “nidos de perlas”, el eterno goteo del agua y el acre olor a moho y murciélago.
Si quisiera algo más, todavía hay infinidad de cavernas a la espera de ser descubiertas.
La selva misma es un infinito surtidor de oportunidades para la exploración. Profusión de noveles botánicos se adentran a ella con la ilusión de descubrir una nueva planta medicinal, otros tal vez vayan impulsados por la búsqueda de una flor de prestancia exótica o de una especie que la ciencia todavía no conoce.
Pero la selva no es sólo para botánicos. ¿Cuántos fotógrafos van en busca de un cuadro único o un motivo excepcional? ¿cuántos estudiosos desean encontrar materia para sus divagaciones? y ¿cuántos escritores no han explorado sus misterios para lograr una obra tan perecedera como el trópico que les da inspiración?
Izquierda: El Cenote, en Bethel, La Libertad.
Rodríguez Macal fue uno de éstos. Gracias a que Petén se aferra a seguir siendo el mundo del misterio verde, muchas personas más podrán seguir disfrutando de las maravillas que encierra. Y, a pesar de no poder confeccionarle la enciclopedia turística que se merece, valga una pincelada de su esplendor como invitación para conocerlo y protegerlo.

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